Suspiró. El café se mostraba ante ella inerte, deshaciéndose en humo caliente entre el aire.
Las persianas estaban bajadas y la luz de la habitación estaba apagada. Se podía percibir un olor a chocolate que procedía de la cocina, pero apenas se podía reconocer si se trataba de chocolate con almendras o bien de chocolate con leche.
Andrea se levantó, cogió el café y lo llevó al baño. Mientras derramaba el líquido dentro del retrete pudo observar como el negro amargo se teñía de agua y se llevaba el color.
La cadena ya estaba emitiendo sonidos de cascada cuándo Andrea se disponía a largarse de ese sitio. Últimamente tenía la sensación que su casa se encontraba vacía. Irrevocablemente desconocida.
Antes de irse, cogió un bolígrafo y un papel blanco que tenía encima de la mesa, y apuntó las siguientes líneas:
Creo que me he perdido. Ya no te sigo. La última vez que te leí creía que ya no querrías saber más de mí. Es muy extraño hablar contigo, des de la lejanía. Ya no lo soporto más. No te olvides de sellar lo que me das. Me horripila saber que vienes, y te vas.
Andrea echó el último vistazo a su comedor. Le había costado Dios y ayuda llegar hasta donde estaba. Pero a pesar de eso se sentía satisfecha.
Cogió el bolso y se dirigió hasta la puerta.
Una vez en la entrada principal, volvió a suspirar. No había ningún vecino que la vigilara, así que por última vez, abrió su buzón.
Había una carta. Una carta sin sello, muy reconocible por la chica a la que iba dirigida.
Andrea se armó de valor y la abrió.
Hoy me has leído un cuento. Y olías a perfume caro. No te echado de menos por qué te he abrazado y tu me has devuelto el abrazo. Hoy te quiero.
Los ojos estaban envidrados. No quería llorar. No quería. Se contuvo, y no lloró.
Salió a la calle y tiró la carta a la papelera más cercana. Empezó a correr, sin mirar atrás. Iba a dirigirse a algún lugar donde nadie y nunca jamás la encontrara.
Pero los planes no le salieron bien. Andrea se encontraba tan amarrada a sus recuerdos y a sus cavilaciones, que al cruzar la calle, un autobús se la cargó.
(mi pequeño invento, vamos a ver si resulta).
que final más vacio. tampoco en las historias salen bien las cosas.
ResponderEliminarun saludo!
jo! qué brusco el final! ojalá algunos planes salgan bien :) biquiñosssss :)))
ResponderEliminarAdoro ese final xD sabes que? cuando estaba leyendo la historia me he quedado enganchadísima hasta la última letra :)
ResponderEliminarme encanta.
Espero que todo vaya bien ^^
Besoos! :D
que final.
ResponderEliminartal vez sea culpa mia, o tuya. hace poco te dije que lo mejor a veces, es un poco de chocolate. si le hubiesemos dicho, tal vez hubiese perseguido ese rico olor a chocolate y no hubiese salido de casa.
un saludo en la lejania.
Me encantó!!
ResponderEliminar:D
Joder. Desde luego el final es... abrupto. Hasta en las formas. :-)
ResponderEliminarasí sin más. como en la película chicas malas cuando un autobús atropella a georgina:?. bueno... si se sentía tan sola y abandonada, supongo que sería el mejor final. sin dolor.
ResponderEliminarme gustó la historia. :) un besito
ánimo con esos estudios Laura!
ResponderEliminara ver si hablamos más :)
el final...me ha dejado...sin palabras.
ResponderEliminarGRAN ENTRADA!
Besos
:'( Menudo final.
ResponderEliminarA pesar de ello me gustó:)
Aun que si te digo la verdad, no me gusta mucho que hayas usado mi nombre como protagonista, y que ella acabara así, Jajaja.
Gran entrada, sí:)
Gracias por pasarte.
muuuuuuuuuuuuák
lo has dejado lleno de misterio, sabremos alguna vez de quien era la carta?
ResponderEliminarmuás
Que hermoso!
ResponderEliminarEl final es tan inesperado como perfecto.
Vamos a ver como sigue.
Un invento muy bonito!
Besos!
ouuu me gusta este blogg!!^^
ResponderEliminarte sigo va??
pásate si kieres...
www.romancesdeunan0ta.blogspot.com
Es benísimo.
ResponderEliminarJo, pero no me mates a las protagonistas de esta manera, ¿eh? jajaja
quiero que resulte!
ResponderEliminar;)
resultará.
ResponderEliminarusaba perfume caro, vestia goldpierre (8)
El final me ha roto un par de huesos del susto. Y me ha parecido terriblemente poético, como a mí me gusta.
ResponderEliminarCuando todas las casualidades se confabulan, parece que un paso son ocho.
la incertidumbre duele,
ResponderEliminarpero la verdad nos mata,
por eso a veces es mejor quedarse en la ignorancia
Pobre Andrea :(
ResponderEliminarEl otro día en clase tratábamos el tema del duelo por una persona fallecida...y precisamente el profesor nos decía que la gente cambiaba de domicilio y dejaba de frecuentar ciertos lugares para dejar atrás los problemas y las tristezas...Pero como Andrea, todos estamos amarrados, y en vez de querer cortar una cuerda irrompible, es mejor acostumbrarse a vivir atado, y no tirar para no hacernos más daño del que tenemos.
ResponderEliminarPD: Aléjate de los autobuses xD
"No te olvides de sellar lo que me das. Me horripila saber que vienes, y te vas."
ResponderEliminarMe causa intriga lo paralelos que están los mundos, el nuestro, interno y inentendible y el externo.
Tu pequeño invento me gusta usta sta ta a. Sisi
Consigues que me enganche y... ZAS!
ResponderEliminarMe encantó el final!
Encantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
bf...que final!
ResponderEliminarpd:he vuelto
CATACLON! Así es la vida, no?
ResponderEliminarOle tu pluma!